Carnívora, carnívora, carnívora nada.

Carnívora, carnívora, carnívora nada.

Cuando sus palabras me convierten en muda,
sólo me queda la tinta,
y carnívora ella, me debora las manos.

Cuando su vaho me convierte en hielo,
sólo me queda la nada,
y carnívora ella, me debora el alma.

Cuando su hielo me convierte en piedra,
sólo me queda la esperanza,
y carnívora ella, me devora los pies.

Y aún así me pregunto,
¿Dónde voy, perdiendo los pies, perdiendo las manos,
perdiendo la voz, el alma y la magia?
perdiendo la voz, el alma y la magia?



Andan.
Ando .
Y anda corazón de hojalata.

¿Cómo encuentras algo,
si se está ciega, sorda y muda...
en el camino de la nada?

Que pienso al mirarte y te miro al pensarte

Él es todo en su espacio,
uno que lo invade todo,
para hacerlo desaparecer todo.

Lo miro para buscar su mirar.
[Y pienso al mirarte y te miro al pensarte]
“Sus ojos se visten de gala para levantarlos al cielo,
que en comunión anda con las estrellas y mis ojos,
que lo siguen a lo lejos”

Me nublo la vista con un cigarrillo.
Entiendo su forma, me mezclo en su aire
que tiene rumor de Casablanca.
[Que pienso al mirarte y te miro al pensarte]
“Siempre nos quedará París.”

Y ahora que te veo
y vago por el cielo,
que me acuerdo de tu tacto y ya no lo deseo,
y así despertar de este onírico momento.
[Que pienso al mirarte y te miro al pensarte]

“Que sólo y despreciado queda el amor,
una vez bebes de su blanquecino sudor.”

La tierra y el ángel


Tú, como si de un ángel caído se tratara,
pones pies puros en tierra de rojo carbón.

Tus verdes ojos miran asombrados tu alrededor,
son cenizas ya esas casas que habitaban en tu memoria,
son polvo tanto tus amarillos huesos quebrados como el rojo presente.

Derramas lágrimas de tristeza al oír niños gritar,
mientras el fuego del sol escupe entre la niebla.

Piensas que en tu corazón no hay fuego igual,
pero personas capaces de tal mal no sufren de fuego,sino de hielo,
son pensares congelados al son de niños gritando en un bosque,
pregando al puro silencio, al vacío total, algo de paz.

Y no hay nada en ti que no pueda pedir clemencia.

-¿Pero ángel, dónde vas? ¡Esta no es tierra para vos!
-¿Y cual es mi tierra, sino la del dolor?